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18 de mayo de 2017

Inteligencia en estado de entusiasmo

"La inteligencia que ha alcanzado un alto estado de entusiasmo, gracias a sus meditaciones intensas y solitarias, ya no soporta el contacto con formas bajas y vulgares de pesar y de sentir".


En referencia a Ethan Brand, personaje de la narración del mismo nombre, de Nathaniel Hawthorne.

2 de agosto de 2014

La misión del periodista es...


"Tu misión como periodista consiste en cuestionarlo y examinarlo todo con sentido crítico, no en repetir lo primero que alguien te diga, por muy bien situado que esté en la administración del Estado. Que no se te olvide nunca".
Erika Berger en LARSSON, Stieg, 'La reina en el palacio de las corrientes de aire. Millennium 3'. Ed. Círculo de lectores, Barcelona, 2009. Pág. 299

7 de diciembre de 2013

Un viaje de verdad a los infiernos de verdad



Llegué a Víctor Hugo Viscarra desde el libro 'Los mercaderes del Che. Grandes hazañas de personajes minúsculos', de Álex Ayala.
Álex había sido alumno mío en la Facultad y cuando tuvo el libro editado, quiso compartirlo conmigo. Nunca se lo agradeceré lo bastante, porque es un estupendo libro periodístico y porque a través de él he sabido historias sorprendentes y muy bien narradas. Una de ellas, la de Viscarra.
Este verano me acerqué con cierto escepticismo a la librería y para mi sorpresa me dijeron que sí, que me podían conseguir el título que les había pedido: 'Borracho estaba, pero me acuerdo'.
Es una obra demoledora publicada justo un mes antes de la muerte del autor.
El pequeño Víctor Hugo comienza a vivir en las calles de La Paz con 12 años. Antes ha sufrido toda clase de maltratos de su madre. Una pelea con su madrastra lo aboca finalmente a quedar sin hogar. Lo cuenta así: "...cuando mi padre llegó de su trabajo, se armó una discusión tan violenta que tuve nomás que darle a elegir: la mujer que había traído de la cantina del Arsenal o el hijo que había recogido de la Policía. Mi madrastra se quedó y yo salí con la intención de no volver nunca más". Y unas líneas más allá: "Lo que iba conociendo a medida que caminaba por la zona, no había visto ni en mis más terribles pesadillas; me impresionó de tal manera que tuve miedo de enloquecer" (Pág. 30).

A partir de ahí comienza un viaje de verdad a los infiernos de verdad. El submundo de la ciudad, los bajísimos fondos, la miseria más cruel, las estampas más sórdidas. Es un libro duro duro duro de leer. Gentes que viven y muere en las calles, buscan el calor de tabernas infames y sucias, follan en váteres llenos de mierda, beben en jarras que nunca se limpian porque están encadenadas a las mesas para que nadie las robe, toman sopa hecha con el agua de fregar platos inmundos, se dan navajazos a sí mismos, se contagian todo tipo de enfermedades y hasta comen mierda humana. Y putas, putas de malísima vida, mujeres bellas o no que se prostituyen a veces solo para tener un camastro en qué dormir. O para caer de borrachera y no sentir el frío de la calle. Buf. Y todo es verdad. Es la biografía de Víctor Hugo Viscarra. Es el infierno con el que convivimos. Está ahí, a escasos minutos andando de nuestras cálidas viviendas.
El léxico, pura jerga, es difícil de entender, pero en las últimas páginas hay un pequeño vocabulario. Por ejemplo: ¿Qué crees que es acaycuchir, hacer acaycuchir?

El libro acaba en septiembre de 2002. Te dejo una de sus últimas frases: "No solicito ni pido comprensión a lo que expresan sus páginas. Eso sería un absurdo que ni de ebrio ni de sano lo cometería. Tan solo espero que el tiempo sea benevolente para quienes hemos vivido insertos en él" (Pág. 249).
Viscarra, Víctor Hugo. Borracho estaba, pero me acuerdo. Madrid, Mono azul ed., 2006.

27 de noviembre de 2013

El talento necesario

Te dejo algunas frases extraídas de una novela de RamiroPinilla.

“Es injusto cerrar la boca a quienes piden, simplemente, contar una historia. El mundo sería mejor si cada ser vivo –incluidos los dinosaurios y los neardentales– hubiese tenido la oportunidad de contar su historia”.
“El pretexto de la imaginación es conseguir una realidad inexistente”.
“Incluso para copiar la realidad se necesita talento”.

Pinilla, Ramiro. El cementerio vacío. Tusquets, Barcelona, 2013. Págs. 26, 35 y 76.

15 de septiembre de 2013

Una tarde y su mañana me ha durado el último libro de Willy Uribe

Es el que ves en la imagen.
No quiero adelantar mucho, porque me he comprometido con el autor y su editor a presentar el libro en octubre. De modo que me reservo.

Pero te traigo una cita.
"Hay hombres que echan de menos los momentos en los que sufrieron. Tan enrevesados son sus pensamientos, tan minúsculas sus ambiciones".
Uribe, Willy. El último viaje del Omphalos. Ed. Los libros del lince. Barcelona, 2013. Pág. 57

13 de agosto de 2013

Alfonso Armada cuenta un viaje hecho sin prisas


“Se lo pido al capitán en nombre de mis dos compañeras de mesa y accede de inmediato. La cita es a las diez y media de este octavo día a bordo del CanMar Pride y cuarto de travesía. Bajamos primero por una de las escalerillas que imaginaba iban a formar parte de nuestros afanes de cada día a la sala de máquinas. El jovencísimo ingeniero, Mr. Vu –el único vietnamita en un barco donde el resto de la tripulación tiene pasaporte indio– nos explica las características del motor que nos propulsa día y noche sin detenerse jamás y sin dar la sensación (aunque no es así) de que nunca reduce la marcha: siete turbinas que parecen funcionar solas. Ni rastro de los viejos fogoneros sudorosos alimentando a paletadas de carbón las calderas de los vapores del pasado. Resulta sorprendente ver a un solo operario –el señor Vu es el segundo ingeniero– al frente de un bosque de indicadores, botones, ruedas, interruptores, chivatos, de una sala de máquinas que destaca sobre todo por su inmaculada limpieza. “Se podría comer en el suelo” es una frase que ya había escuchado antes de las salas de máquinas de los congeladores vigueses. Aunque se trata de una hipérbole, el aspecto de la sala de control y de la de turbinas es de un orden y cuidado impecables. Dos ordenadores recrean los misterios de las válvulas que nos impulsan. Vu, que hizo su carrera en la India, se muestra satisfecho y orgulloso de su trabajo”.

Armada, Alfonso. Mar Atlántico. Diario de una travesía. Madrid, Alento, 2012. Pág 63.

 Me he sentido reflejada en este texto de Armada, porque la primera vez que subí a un gran remolcador, al Don Inda, tuve la misma impresión en la sala de máquinas: Me pareció la imagen de una fábrica de leche.

Esta obra de Alfonso Armada es el diario de su vuelta de Nueva York. Un viaje sin prisas, con el tiempo detenido a bordo de un containero, el CanMar Pride.

Esta es su ficha técnica.
Año de construcción: 1998
Constructor: Daewoo Shipbuilding & Marine Engineering Goeje, Corea del Sur
Propietario: Hapag Lloyd - Hamburgo, Alemania

Eslora: 245m
Manga: 32,26m
Capacidad: 40.881 toneladas
Tonelaje: 39.174 GT
Contenedor 2.808 TEU
Bandera: Bermuda


Ultima posición conocida:
38 ° 41'58 .92 "N, 9 ° 9'50 .65" W
Destino: Lisboa
Llegada: 12 de agosto 2013

Estado: Amarrado 

La foto, de aquí, fue tomada por Andreas Spörri 45 días antes de que Armada se subiera a bordo.

 

22 de abril de 2013

Debemos buscar el ángulo


Veo este vídeo:

Ésta es la reacción de la Asociación Vasca de Periodistas: 


Y entonces recuerdo esta reflexión:

«Hay que buscar el ángulo, no podemos contar lo mismo que los demás. La información pura y dura ya no sirve, a no ser que la tengas sólo tú».
Espinosa, Ángeles; Masegosa, Alberto, y Baquero, Antonio. Días de guerra. Diario de Bagdad. Madrid, Siglo Veintiuno, 2003, p. 73

21 de abril de 2013

Una conversación de hace 2.400 años



«—Acabas, Sócrates —exclamó—, de fabricar, como un hábil escultor, perfectos hombres de Estado.
—Di también mujeres, mi querido Glaucon —dije yo—, porque no creas que haya hablado yo más bien de hombres que de mujeres, siempre que estén dotadas de una aptitud conveniente.
—Así debe ser, puesto que en nuestro sistema es preciso que todo sea común entre los dos sexos —dijo.»
Platón. La república o el estado. Espasa, p. 135

13 de marzo de 2013

El periodismo no lo puede todo

"Conviene tener muy presente que la prensa no lo puede todo. Su papel consiste en contar qué pasa y por qué pasa, nada más. La prensa no debe aspirar a cargarse a un político o una institución, porque no es lo suyo. Con los años se ha difundido la convicción de que un par de periodistas del Washington Post, Bob Woodward y Carl Bernstein, guiados por una fuente (la célebre 'Garganta Profunda') del FBI, acabaron con la presidencia de Richard Nixon. Lo cual es incierto. Woordward y Bernstein, y varios de sus colegas del New York Times y otros medios, hicieron bien el trabajo que les correspondía. Pero fueron las instituciones las que obligaron a Nixon a dimitir. El presidente solo dejó la Casa Blanca porque el Congreso preparaba su impeachment, es decir, el encausamiento de la máxima autoridad del país. Esas cosas no ocurren en España. El periodismo español falla bastante; las instituciones fallan mucho y de forma más grave".
González, Enric. Memorias líquidas. Jot Down Books, Sevilla, 2013. Págs. 66 y 67

6 de noviembre de 2012

Los medios hostiles al político

"[...]la presencia frecuente de un entrevistado en los medios hostiles diminuye la hostilidad global de esos medios para con él: es mucho más fácil insultar a un fantasma (o a un muñeco de guiñol) desde un estudio de radio que a alguien con el que se hablará o ha hablado. Si el político es el principal beneficiado de las entrevistas, también se sabe quién es el perjudicado principal. El que más concede. El lector, mon semblable, casi siempre atragantado ante la exuberancia tipográfica y el calado de unas entrevistas tan y tan fuerte pregonadas".
Espada, Arcadi. Periodismo práctico. Espasa, Madrid, 2008. Págs.  13-14

2 de noviembre de 2012

De nada sirve expulsar periodistas

"Cuando las autoridades de ciertos países expulsan a un periodista extranjero, no saben que será sustituido por otro aunque tenga otra nacionalidad y diferentes credenciales. Detener la información en la segunda mitad del siglo XX era como querer retener el agua con las manos".
Meneses, Enrique. Hasta aquí hemos llegado. Ediciones del viento, La Coruña, 2006. Págs. 200-201

 En la foto, que hizo Álvaro Bohórquez en una exposición en Alhóndiga Bilbao, de izquierda a derecha, Imanol Atutxa, yo, Enrique, Kepa Rodríguez Alday y Georgina Cisquella.

29 de octubre de 2012

El negociado de un periodista es el contenido del periódico


“Las experiencias ajenas me dicen que casi nunca es bueno que un periodista tenga consideraciones empresariales de índole general en la cabeza a la hora de desarrollar su trabajo. Por eso comienzo circunscribiendo dicha participación a la esfera que tiene que ver con el contenido del periódico, descartando de plano su presencia en las relacionadas con su rentabilidad. En segundo lugar, −y aunque me parece conveniente que la redacción tenga sus representantes, democráticamente elegidos, en los órganos encargados de  fijar la línea editorial del periódico−, considero que dicha participación no debe instrumentarse fundamentalmente como un flujo desde la base hacia la cúspide, sino a la inversa”.

Ramírez, Pedro J. Prensa y libertad. Unión editorial, Madrid, 2006. Pág. 84

17 de octubre de 2012

Cosas que quisiera haber escrito yo, 1

"Y Sillerico no tiene más remedio que acomodarse en los reglones vacíos de tan apretada agenda".
Pero lo ha escrito...
Ayala Ugarte, Álex. Los mercaderes del Che. Grandes hazañas de personajes minúsculos. Libros del K. O., Madrid, 2012. Pág. 62

15 de octubre de 2012

La celda de los salivazos en versión siglo XXI



"¿Ha oído usted hablar al menos de la celda de los salivazos que un pueblo imaginó recientemente para demostrar que era el más grande de la tierra? Una caseta fabricada de manera que el condenado está de pie, pero no puede moverse. La sólida puerta que le encierra en su cáscara de cemento se acaba a la altura del mentón. Por lo tanto, solo se ve su rostro, sobre el cual cada guardián que pasa escupe abundantemente. El preso, emparedado en la celda, no puede limpiarse, aunque es cierto que le está permitido cerrar los ojos. Pues bien, querido amigo, ése es un invento de los hombres. No han necesitado a Dios para esa pequeña obra maestra".
Camus, Albert. La caída. Alianza ed. Madrid. 2010. Pág. 97

¿Y tú?, ¿a quién condenarías a esa celda?

15 de abril de 2012

Admirador contrariado

 "...todo envidioso clásico esconde a un admirador contrariado".

Neuman, Andrés. Hacerse el muerto. Ed. Páginas de Espuma. Pág. 28


"Los crédulos afirman que todo estaba escrito. Los escépticos replican que, si ya estaba escrito, nadie lo leyó".

Pág. 123.


4 de abril de 2012

No es él quien se expresa sino su personaje

Lo escribió en noviembre, pero se me traspapeló la idea y hoy, poniendo orden, he dado con ella.
Cito textuales las partes del artículo de Arturo Pérez-Reverte que me interesan. Quien quiera puede leer el artículo entero aquí.
Lo tituló 'Hablando mal y pronto' .
"No soy mal hablado (sic). Al contrario. [...] me precio de no haber sido grosero nunca, incluso ante casos de impertinencia pertinaz. [...] Otra cosa es esta página pecadora y semanal, donde quien se expresa no es el arriba firmante, sino un personaje literario o algo por el estilo, situado a medias entre el novelista que soy, el reportero que fui y el ciudadano de barra de bar inclinado a ajustar cuentas con métodos y expresiones que buscan la eficacia".
Vaya. No era él quien hablaba sino una suerte de personajillo inventado. ¿Con qué fin?
Según datos de la OJD, viejos, pero que tienen su utilidad, la revista en la que publica, 'XLSemanal', tira una cantidad muy superior al millón de ejemplares. Cada siete días, más de un millón de personas tienen la oportunidad de leer lo que Pérez-Reverte escribe y él ha aprovechado esa grandísima tribuna para crear un personaje que no sé si escribe tan bien como sería exigible a un novelista, pero sí sé que carece del rigor que se presume a un reportero. Las cualidades de un ciudadano de barra del bar que frecuenta Pérez-Reverte las ignoro. Me basta leerle a él para saber que no se me ha perdido nada en esa guarida.
Y ahora resulta que no se gusta, que no le gusta su creación, que se distancia de ese personaje al que pone voz cada domingo y al que ha construido semana a semana, palabra a palabra, eligiendo los temas, argumentándolos y dándolos a imprenta.
No reniega del ideario, sino del modo de expresarse y dice de sí mismo que no es "malhablado", aunque él, que aceptó ocupar un sillón en la Real Academia Española, lo escribe en dos palabras.
Se precia de "no haber sido grosero nunca". Sin embargo, son muchas las descortesías hacia quienes no comparten sus ideas, sus anhelos o su vocabulario; ha hecho bandera de la ordinariez y la zafiedad sin reparar en que, muchas veces, declaraba enemiga a gente que para defenderse de su florete no contaba sino con una espada de madera.
No sé, por citar un ejemplo: el 20% de los resultados que da una búsqueda del término feminazi en Google  está asociado a su apellido. Cualquier persona, por ejemplo, una de esas feministas a quienes él tanto ha denostado hubiera preferido crear un personaje que se asociara con igualdad, justicia o derechos humanos.
Lo fundamental de cualquier empresa es el propósito. Y la decencia.

3 de marzo de 2012

Es necesario renovar el currículum cada día


 "En los grandes medios de comunicación, uno vale lo que hace hoy, no lo que hizo ayer. Es  necesario renovar el currículum cada día. La frase preferida de un redactor es 'Quiero un reportaje con garra'. Siempre he odiado esa expresión, incluso cuando he sido redactor jefe o director de publicaciones.  El trabajo honesto y correcto me ha parecido más loable que el big-bang de un irregular, aunque yo lo haya producido algunas veces".
 Meneses, Enrique. Hasta aquí hemos llegado. La Coruña, Ed. del Viento, 2006. Pág. 255

En la foto, a la izquierda, una amiga de Paloma Gómez Borrero y la propia Paloma, Georgina Cisquella, Marta Molina, Meneses y yo, en el vestíbulo del Palacio de la Magdalena, en Santander. Es el año 2011.

27 de febrero de 2012

El compromiso de la confianza

Porque las auténticas dificultades éticas están relacionadas con la lealtad con los oyentes y los espectadores.  Se establece un pacto tácito en virtud del cual ellos saben que jugarás limpio, que no los engañarás, y a su vez se comprometen  a hacer un acto de confianza en tu interpretación de la realidad. He ahí el terreno en que se dirime la única batalla ética importante.

Gabilondo, Iñaki. El fin de una época. Sobre el oficio de contar las cosas. Barril Barral ed. Barcxelona, 2011. Pág. 115.

 En la foto de Fernando Gómez, estamos con Sara Estévez durante la entrega del Premio Periodistas Vascos 2011. Al fondo, Jöel López Astorquiza, que presentó la gala.

11 de febrero de 2012

80 llamadas y 20 segundos


Él mismo lo dice en el texto titulado 'Orígenes de un escritor de no ficción'. Había leído que una actriz estaba alojada en un hotel de Brooklyn y decidió dar con ella. En aquel momento, Brooklyn disponía de más de 200 hoteles. Cuando llevaba 80 llamadas, dió con ella. El reportaje le valió ascender de recadista del Times a reportero.

Gay Talese narra ésta, y otras muchas historias, en el libro de la imagen, 'Retratos y encuentros'.  Dos de ellas me han provocado especial admiración.

Tom Wolfe atribuyó a Talese haberle introducido en la literatura de no ficción. Y al leer este libro se entiende porqué. Arranca con un retrato de 'Nueva York, ciudad de cosas inadvertidas'.
Y en el tercer párrafo escribe:
“Los neoyorquinos se tragan cada día 460.000 galones de cerveza, devoran 3.500.000 libras de carne y se pasan por los dientes 34 kilómetros de seda dental. Todos los días mueren en Nueva York unas 250 personas, nacen 460 y 150.000 deambulan por la ciudad con ojos de vidrio o plástico”.

Veamos. Para leerlo en alto se necesitan 20 segundos; probablemente, solamente 10 si la lectura es muda. ¿Eres capaz de calcular cuánto tiempo le ha llevado recabar los datos necesarios para esos 20 segundos de lectura? Probablemente, más que las 80 llamadas a hoteles de Brooklyn.

Otro de los retratos se titula ‘Don malas noticias’, sobre un redactor de obituarios. Qué placer provoca su lectura, qué profunda admiración hacia quien mira y narra de esa forma. Pero probablemente los que más me ha gustado leer han sido los cuatro últimos, porque en ellos Talese habla de sí mismo y de cómo se fue enredando en el periodismo.

Quizá también porque, cuando sabes que algo se acaba, todo es más intenso.