Hace 8 años
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1 de abril de 2015
¿Será lo suficientemente elocuente mi silencio?
"¡Es buena esa, eh! Jajaja. Estas que estás diciendo son frases mías, sí; para que luego digan que son frases machistas". Entrevista entera, aquí.
12 de agosto de 2014
Pérez-Reverte asegura que los maltratadores son de derechas
Hasta hoy, lo mío con Pérez-Reverte era, ¿cómo diría yo?, era inocente, o postureo. En cuanto hablaba de las mujeres y repetía lo de feminazis y caricaturizaba todos los intentos de hacer lenguajes inclusivos, y eso, yo no estaba de acuerdo con él; me parecía que desaprovechaba una tribuna alta, con grandes tiradas y elevado índice de lectura. Si acaso, le reprochaba que no usara esa arma didáctica tan importante para cuestiones de fundamento y, sobre todo, por los derechos humanos. A un tío que ha cubierto tantas guerras se le supone una postura favorable a las víctimas, y se le supone, además, un olfato muy desarrollado para identificar quiénes son las víctimas y quiénes los verdugos. Se les suponen, a todos menos a éste.
Pero hoy leo:
Pero sigo:
Segundo, mientras Reverte escribía de género, de palabras, y le salía la bilis, me parecía un desperdicio de espacio, pero hubiera defendido su derecho a decir lo que quiera, a seguir diciendo majaderías. Cada cual es libre de malograr su imagen pública y si él lo desea, yo le apoyo. No habría creado una oenegé, pero si alguien me hubiera preguntado, habría reivindicado su derecho a la libertad de expresión.
Pero ahora ha sobrepasado la línea. El maltrato a las mujeres no es un juego. Ahora ya sé hasta dónde llegan su iniquidad y miseria moral. Y llegan mucho más allá de lo que alcanza mi respeto. Lo ha perdido.
Porque...
Si esto no es alinearse con quienes hablan de denuncias falsas, se le parece demasiado.
El artículo completo, aquí.
Pero hoy leo:
"...está científicamente probado que los maltratadores siempre son de derechas...".Y ya se me salen las antenas. Ojo, Lucía, terreno pantanoso.
Pero sigo:
"Si en España basta que una señora diga en una comisaría que su marido o su novio la maltratan para que, con sólo su palabra, sin averiguación ni comprobación previa y garantía mínima de veracidad, el fulano pase esa primera noche automáticamente en un calabozo, y mañana ya veremos...".Primero, lo que está científicamente probado es que los maltratadores son de izquierdas, de derechas, apolíticos, del Barça, del Athletic, antifútbol, ricos, pobres, pensionistas, de clase media, chinos, guatemaltecos, alemanes, vascos, abogados, analfabetos, borrachos, abstemios, amantes de la ópera... O sea, cualquier cosa.
Segundo, mientras Reverte escribía de género, de palabras, y le salía la bilis, me parecía un desperdicio de espacio, pero hubiera defendido su derecho a decir lo que quiera, a seguir diciendo majaderías. Cada cual es libre de malograr su imagen pública y si él lo desea, yo le apoyo. No habría creado una oenegé, pero si alguien me hubiera preguntado, habría reivindicado su derecho a la libertad de expresión.
Pero ahora ha sobrepasado la línea. El maltrato a las mujeres no es un juego. Ahora ya sé hasta dónde llegan su iniquidad y miseria moral. Y llegan mucho más allá de lo que alcanza mi respeto. Lo ha perdido.
Porque...
Si esto no es alinearse con quienes hablan de denuncias falsas, se le parece demasiado.
El artículo completo, aquí.
27 de diciembre de 2013
Pérez-Reverte comparte argumentos con Gallardón
Hace años, en una entrevista, Txaro Arteaga, la primera directora de
Emakunde, me decía que lo que no entienden algunas personas es que la exclusión
de la mujer de los alardes de Irún y Fuenterrabía tiene en su origen las mismas
razones que la violencia contra las mujeres: "Es el mismo problema".
Me he acordado de esto al leer un artículo de Arturo Pérez-Reverte en XLSemanal. Me suelo asomar a lo que escribe. En este texto, del 22 de diciembre, está hablando de grafiteros, o como quiera que ellos se llamen a sí mismos. Y en un momento, escribe:
Lo que me sorprende es que sea capaz de escribir "Qué sabrán ellas". Es decir, que sabrán esas mujeres, a las que él llama nenas, sobre los hombres que les provocan emociones tan intensas que se licuan.
Sabemos muchas cosas de Pérez-Reverte, pero no sabíamos que además era él el expendedor del título 'Hombre merecedor de que una nena se licue". Esto no es posmachismo, esto es machismo del de siempre. Esa idea de que las mujeres no saben lo que les conviene y eligen mal a los hombres es la misma que lleva a Gallardón a redactar una ley sobre en qué condiciones puede una mujer decidir que aborta.
Siempre que escribo sobre cosas que escribe este hombre llego a la misma idea: El potencial que tiene ese medio, que llega a miles y miles de personas, y hay que ver para qué mierdas lo utiliza.
Por cierto, académico, se dice licuar. Licuefactar no está registrado en el diccionario de su academia.
Me he acordado de esto al leer un artículo de Arturo Pérez-Reverte en XLSemanal. Me suelo asomar a lo que escribe. En este texto, del 22 de diciembre, está hablando de grafiteros, o como quiera que ellos se llamen a sí mismos. Y en un momento, escribe:
"Siempre bromeamos sobre los macarras de pastel y chulitos de discoteca; que no tienen media hostia, pero con los que las nenas se licuefactan, o se licuan, o como se diga. Qué sabrán ellas, le comento. Para leer biografías en la cara hay que tener unos años y ser lista, y ni todas tienen los años suficientes ni todas lo son".Lo que me llama la atención no es que diga que no todas las mujeres son listas ni tienen los años suficientes como para entender biografías. Son dos ideas tan triviales y ramplonas que se le pueden ocurrir hasta a un herri norte.
Lo que me sorprende es que sea capaz de escribir "Qué sabrán ellas". Es decir, que sabrán esas mujeres, a las que él llama nenas, sobre los hombres que les provocan emociones tan intensas que se licuan.
Sabemos muchas cosas de Pérez-Reverte, pero no sabíamos que además era él el expendedor del título 'Hombre merecedor de que una nena se licue". Esto no es posmachismo, esto es machismo del de siempre. Esa idea de que las mujeres no saben lo que les conviene y eligen mal a los hombres es la misma que lleva a Gallardón a redactar una ley sobre en qué condiciones puede una mujer decidir que aborta.
Siempre que escribo sobre cosas que escribe este hombre llego a la misma idea: El potencial que tiene ese medio, que llega a miles y miles de personas, y hay que ver para qué mierdas lo utiliza.
Por cierto, académico, se dice licuar. Licuefactar no está registrado en el diccionario de su academia.
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