5 de octubre de 2009

A mí que me registren

Con todo lo que me gusta... y es un gran desconocido. Hoy tomo la decisión de que esto no puede seguir así, que me acerco a él y me intereso por su vida. Hoy, definitivamente, intimo con un percebe. Quiero saber cuánto viven, cuándo alcanzan la madurez, si existían o no en la época de los dinosaurios, si es cierto que su sexo es infinitamente mayor que su exquisita menudencia... Y así.
Allá me voy. Primera sorpresa, resulta que el percebe es un crustáceo, nada de molusco. Otra: Consta de capítulo y pedúnculo, como las flores, pero en este caso, a lo que sería la flor lo llaman uña; y nos comemos el pedúnculo. Quienes los han observado muy de cerca, sin comérselos, no como yo, dicen que los percebes no tienen ojos... ni corazón.
De modo que, a partir de ahora, me puedo comer toneladas; a nadie hago daño. No fue un percebe quien acuñó aquello de 'Ojos que no ven corazón que no siente'.

En la imagen, una familia numerosa.

1 comentario:

June dijo...

Pues fíjate que a mí los percebes me gustan más para mirar que para comer (será porque nunca he dado con unos suficientemente sabrosos). Siempre me han intrigado un montón, con esa piel o cáscara tan extraña, el mito del pene... Así que te entiendo