
Allá me voy. Primera sorpresa, resulta que el percebe es un crustáceo, nada de molusco. Otra: Consta de capítulo y pedúnculo, como las flores, pero en este caso, a lo que sería la flor lo llaman uña; y nos comemos el pedúnculo. Quienes los han observado muy de cerca, sin comérselos, no como yo, dicen que los percebes no tienen ojos... ni corazón.
De modo que, a partir de ahora, me puedo comer toneladas; a nadie hago daño. No fue un percebe quien acuñó aquello de 'Ojos que no ven corazón que no siente'.
En la imagen, una familia numerosa.
1 comentario:
Pues fíjate que a mí los percebes me gustan más para mirar que para comer (será porque nunca he dado con unos suficientemente sabrosos). Siempre me han intrigado un montón, con esa piel o cáscara tan extraña, el mito del pene... Así que te entiendo
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