7 de marzo de 2010

Llegan ecos de la infancia





En las antípodas

Clara Gil, siete hermanos, y Aitor Serdón, hijo solo

Los ecos de la infancia

La infancia de Clara Gil está marcada por el orden, las risas y las peleas con sus hermanas y su único hermano, el tercero de ocho. Ella era un trasto, la revoltosa de la familia. Aitor Serdón debía buscar a los compañeros fuera de casa porque era «hijo solo», y sus padres, un poco mayores. Ambos han creado su propia familia y, además, numerosa: Clara tiene tres hijas; Aitor, dos niñas y dos mellizos.
-Tres hijas ya es familia numerosa. ¿Quería que fuera así?
-Clara: Yo quería tener familia, pero no me había planteado que fuera numerosa. Fueron viniendo y las fui aceptando.
-¿Tendría otro?
-Clara: ¡¡¡Síiiiiii...!!! Sé que no me voy a quedar con tres. Una segunda hornada me apetecería.
-¿Segunda hornada? ¿Tres más?
-Clara: No lo sé. Soy muy joven y todavía puedo tener más. Me quedaría triste si no fuese así.
-Aitor es hijo único.
-Aitor: Mis padres tuvieron dos antes de nacer yo, pero murieron.
-Y ahora tiene cuatro.
-Aitor: Quería tener más de uno. Han venido cuatro, y contentos; aunque a veces, muy cansados.
-¿Cómo fue su infancia?
-Clara: Muy familiar: salir del colegio, a casa, la merienda, 'Barrio Sésamo', la tarea&hellip Y broncas al acostarnos. Todo muy calculado. Los sábados por la mañana íbamos a la óptica porque mi hermana se rompía las gafas, y nos regalaban chupachuses.
-¿Todos los sábados a la óptica?
-Clara: Así lo recuerdo.
-¿Todos los hermanos con gafas?
-Clara: Sólo Lucía, pero tenemos ese recuerdo. Los sábados recados y los primos venían a comer a casa de mi abuela, que era vecina, y los domingos excursión.
-Aitor: Tenía que buscar amigos, y cuando jugaba en casa, solo porque la diferencia de edad con mis padres era grande. Me tuvieron con 41 y 46 años. A la hora de jugar buscaba un amigo, una vecina.
-Clara: Me vienen a la cabeza los juegos que nos montábamos en casa: hacíamos un hotel con las literas, teníamos autobús&hellip Lo hacíamos en el pasillo con las sillas, y si venía la tía le decíamos que fuera chófer. Todo era en grupo.
-¿Qué diferencia tienen de la mayor a la pequeña?
-Clara: 16 años.
-¿Se llevaban bien los hermanos?
-Clara: Todo el día peleándonos&hellip Mi hermano venía a pegarnos patadas; y mi madre, desquiciada.
-¿Usted con quién se peleaba?
-Aitor: No me peleaba, era muy pacífico. Ahora lo veo con mis hijos. Me hacen gracia algunas cosas que hacen y me río.
-¿Qué ruido predominaba?
-Clara: Yo diría que risas y carreras y gritos. Siempre me echaban la culpa a mí. En el colegio llegamos a estar seis hermanas, y nos hicieron una fiesta con canción.
-¿Y en la suya?
-Aitor: Yo también a veces era muy trasto y otras, bueno. Esa salsa de una casa en la que hay muchos niños la estoy viviendo como padre.
-Siendo solo, ¿se intensifica la relación con los padres?
-Aitor: A veces sí y a veces no.
-Suelen ser repipis. ¿usted lo era?
-Aitor: Mi madre siempre ha dicho que era muy bueno. Algunas cosas ya hacía: tirar un garrafón de 16 litros de aceite, me pinté la boca con mercromina y le di un susto&hellip
-Clara: Yo tenía más relación con mi hermana mayor que con mi madre. A ella no le contaba ni la mitad de las cosas. No me atemorizaba, pero le tenía respeto.
-Aitor, ¿a quién le contaba sus secretillos?
-Aitor: A algún amigo. Ahora hace tiempo que no lo veo, pero sí nos saludamos y nos paramos cuando nos vemos.
-¿Con quién salían en la adolescencia?
-Clara: Con mi hermana mayor, porque luego venía el chico y mis otras tres hermanas era pequeñas. Íbamos al club de tenis y salíamos con chicos, pero a las 8.30 estábamos en casa. En COU, a las diez. Con ella empecé a ir a los bares.
-Aitor: Nuestra cuadrilla era muy sana y había algunos hermanos. Tengo buen recuerdo.
-¿Qué valores se aprenden siendo hijo solo?
-En mi casa, sensatez y respeto.
-Eso se lo habrían enseñado sus padres con o sin hermanos. ¿Pero modela el carácter no tenerlos?
-Aitor: Quizá podría salir más cerrado, más apocado, pero no fue así. He sabido buscar amigos.
-Clara: Entre tantos hermanos, el carácter es muy abierto. Durante la infancia y la adolescencia, no se aprecia, es más, se llega a pensar que es peor tener muchos hermanos, porque toca a menos. Y con el paso de los años, aprecias haber tenido tantos hermanos.
-¿Que toca a menos?
-Clara: Sí, vas a casa de las amigas y hay paz, tranquilidad, tienen pan Bimbo, Nocilla, Coca Cola&hellip En casa la austeridad era normal, no teníamos lujos, y no nos quejábamos pero valorábamos lo que tenía el resto. Ahora doy gracias de haber tenido la familia que tengo, porque puedo echar mano de ellos, y por la confianza que tenemos las unas con las otras. Ahora nos reímos hasta de las broncas. Intento inculcárselo a mis hijas.
-Aitor: Yo lo notaba con mis juguetes. Me regalaban mis padres, los tíos, y cuando venía alguien, le gustaba que tuviera tantos juguetes&hellip Pero a cualquiera le puede pasar que quiera tener lo del otro.
-Clara: Nosotras teníamos mucha autonomía, íbamos solas con la sillita de la pequeña al colegio, hacíamos los recados, espabilábamos mucho&hellip Y no es que mi madre nos tuviera desatendidas.
-Aitor: Dos manos dan lo que dan.
-Clara: Teníamos una encargada de limpiar los zapatos, otra de preparar los bocadillos de media mañana del cole, encargada del pan&hellip Yo lo hago ahora con mis hijos. Es importante que se acostumbren desde pequeños a ayudar en casa.
-¿Qué se echa en falta?
-Aitor: Un hermano. Yo tenía claro que tendría hijos.
-¿Y Clara, qué echaba en falta?
-Clara: El espacio propio. A mí me encantaba ir a casa de mis amigas. Para mí era otro mundo, la mesa pequeñita, todo ordenado, los caprichos de la comida, los juguetes&hellip
-¿Dónde se escondía cuando se enfadaba?
-Clara: En el cuarto. No te podías ir muy lejos. Recuerdo poner los pies contra la puerta para que no entraran a chincharme.
-¿Se puede echar en falta algo que no se ha tenido?
-Aitor: Sí echaba en falta un hermano, pero visto desde la situación que vivo hoy, no me quejo.
-Clara: Con el esfuerzo que han hecho mis padres, sería egoísta.
-¿Compartían la ropa?
-Clara: Cada una tenía la suya, pero cuando ya éramos más mayores, algunas cosas las escondíamos para que no nos las quitaran. Recuerdo un jersey azul de mi hermana, que guardaba debajo del colchón.
-Aitor: Mi ropa era sólo para mí.
-¿Puede ser más feliz un niño con hermanos?
-Aitor: Yo no me quejo.
-Clara: La felicidad no tiene mucho que ver con eso, pero los hermanos dan mucho juego.
-Buen final. Gracias a los dos.
-Clara: Yo quiero decir una cosa: al ser familia numerosa y tener a mis padres lejos, necesito ayuda de fuera y mi suegra me ayuda mucho. Somos un equipo.

Publicado en El Correo. 7/3/10

La foto es de Maite Bartolomé.

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