23 de abril de 2010

Conciliamos con la vida privada, aunque tengamos familia


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La conciliación es un viejo concepto. Tanto que los académicos del XVIII ya lo habían introducido en el diccionario.
Pero, a finales de los años noventa, adquiere un significado distinto en nuestro país: Se vincula conciliación a la voluntad por estructurar el trabajo de modo que no suponga un estorbo para el disfrute y el bienestar. Trabajamos para vivir; no vivimos para trabajar. La conciliación adquiere carta de naturaleza con el primer Gobierno de Zapatero.
Como es una reivindicación que surge del feminismo, de la imaginación de mujeres y madres, en los primeros tiempos, se enuncia como 'conciliación con la vida familiar'. Porque son ellas quienes ponen la exigencia en los papeles y proponen que se busquen medidas, que se organice la sociedad de otro modo, que se revisen horarios y procedimientos... Esas mujeres tienen como objetivo ser profesionales y cuidar a sus hijos o padres, o incluso a algún marido desvalido.
Pero para entonces hemos acentuado nuestro espíritu pragmático y sabemos que nuestros afanes prosperan más y a mayor velocidad si son asumidos, necesitados, reivindicados, por los hombres. Para que ellos se incorporen sin reservas a la reivindicación, es necesario enunciarla de otro modo: Conciliación NO con la vida familiar, sino CON la vida privada.
El concepto 'vida privada' es más inclusivo, convence a más gente.
Ya sabíamos de antaño que los logros del movimiento feminista han devenido finalmente en conquistas para todos los seres humanos, independientemente de su sexo o de cualquier otra circunstancia. Por eso animo a que en el futuro transformemos las 7 entradas de ‘conciliación con la vida privada’ de Google en las 18.400 de ‘conciliación con la vida familiar’.


2 comentarios:

June Fernández dijo...

Yo uso "vida personal", pero ahora que lo dices me parece más correcto hablar de "vida privada", ¿no? Uso conscientemente vida personal, porque hay que conciliar con más cosas que la vida familiar: con el disfrute y el ocio, la vida sexual, los momentos de estar con una o uno mismo, el cuidado del cuerpo y de la mente, etc. Conciliar vida familiar y profesional me suena al imperativo de ser superheroínas, a la doble jornada. No es eso lo que pedimos, sino calidad de vida.

momodice dijo...

La dicotomía que usamos en los análisis de género es público/privado. Hay quienes asimilan privado a familiar, pero en mi opinión, hay vida más allá de la familia. Además, hay muchos hombres y mujeres que no pelean por la familia (no la tienen, ni la tendrán), pero pelearían por lo privado. Porque no identifican la asimilación de privado a familia.