
La ola de Azkorri es especial, porque ataca al unísono en toda la playa. Hace unos años, fui con M. uno de esos días en los que ya te despides del verano. Era septiembre y marea baja. ¡Baja! Estaba de espaldas al mar, jugando a coger las olas por arriba, de modo que me levantaban y veía la playa desde otra perspectiva. A una de éstas, fue como si alguien me tocara en el hombro y me dijera 'Eh, atenta a lo que viene'. Giré la cabeza, y vi no una, sino cuatro paredes inmensas de mar que se me venían encima. Lo llaman 'las mareas vivas de septiembre'. Nadé hacia la orilla, corrí cuando pude. Llegó la primera y con furia me revolcó. En esas que estás entre la espuma y la arena, nunca se sabe en qué dirección está la superficie; es decir, en qué dirección orientar las fuerzas para respirar. Vino la segunda, y la tercera, y acaso la cuarta. La malas olas vienen de tres en cuatro o de cuatro en cinco.
Esta semana pasada, Eva Molano contaba en El Correo que mi playa (una de mis dos playas) conserva una imagen, un retrato, del eoceno, época en la que se crearon las grandes cordilleras, como los Alpes y el Himalaya. Y Azkorri.

La primera foto es de aquí; la segunda va firmada.
1 comentario:
Es mi playa preferida por todo lo que comentas, y porque es una de las más tranquilas (respecto a la escasez de gente escandalosa), por las terracitas naturales que crean las rocas, porque es naturista, porque tiene un autobús desde Bilbao que te deja en la misma playa... Todo ventajas.
Publicar un comentario