30 de agosto de 2009

La había matado, claro


Se cuenta aquí. Laura tenía 19 años, trabajaba en el bar de su familia, dormía cada noche en su casa. Tenía amigas y un novio que la amaba.
Y tenía un ex de 32 años que la maltrató. Había renunciado. Lo denunció y las familias de ambos acordaron que retirara la denuncia. Pobre Laura. Nadie calibró el riesgo.

Una jara para ella.

Y la foto es de aquí.

1 comentario:

Irene Agra Sanz dijo...

Es vergonzoso... me recuerda a un caso que me tocó muy de cerca hace durante mis años universitarios...

No tengo palabras de alivio ni consuelo para su familia y amigos y todos aquellos que la conocían. Ni yo ni nadie.... Esa es la pena, porque por mucho que se diga, no hay vuelta atrás...

La verdadera pena es que la justicia en estos casos deja mucho que desear, no culpo a los que la ejercen sino a quienes promulgan y aprueban las leyes...

El verdarero dolor es cuando pasan los días y los apoyos (tanto mediáticos como sociales) van cesando y aparece la soledad y el vacío. Es como una amputación, al principio duele, pero su falta en el tiempo es lo que hace que el dolor no cese y la falta no se pueda aliviar ni con palabras ni con hechos.
Porque la única realidad es que no volverá....

Me uno a las palabras de denuncia, a los gritos de dolor y a toda manifestación contraria a cualquier tipo de violencia y asesinato....
Y los culpables, que paguen por ello, si es que de alguna manera se puede pagar una vida. Yo creo que no...