23 de octubre de 2015

El aizkolari resfriado

Los hay machistas y sexistas y si cada vez que en los medios de comunicación se difunde uno de ellos, en el espacio del anuncio, se produjera un silencio, o un blanco, tomaríamos conciencia de hasta qué punto estamos infestados de ellos. La publicidad recurre en demasiadas ocasiones a estereotipos sexistas, cuando no directamente machistas. Es de suponer que lo hacen para vender o atraer clientela y que además lo consiguen. Hace tiempo que tomé la decisión de que a mí así no me vendían un colín. Y esa resistencia cívica y pacífica es un gran mecanismo de control en las sociedades democráticas.
Pero hay dos tipos de publicidad machista, aquella que es burda hasta decir basta y la que incurre en ilegalidades o cuestiones penadas por las leyes. Hace unos años Mediamarkt, con motivo de una competición futbolística internacional, quiso vender televisores bajo el lema ‘Las mejores delanteras’. En las imágenes se veían una hilera de abultados bustos de mujer y otra de futbolistas protegiéndose los testículos con las manos, como en un lanzamiento de falta. Se puede ser más soez, claro, pero para qué concretar cómo. La tosquedad, no obstante, no es punible. Si alguna vez he ido a ese establecimiento, ya me han visto. No habrá más oportunidad. Y recomiendo esta actitud a cuantas personas sientan que esa no es forma de vender. Seguir leyendo.

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