Sergio Íñiguez
Consorte de... Iñigo Lamarka (Ararteko)
Sergio Íñiguez (Logroño, 1977) estudió Trabajo Social y en la actualidad tiene dos empleos: lleva la oficina técnica de la oenegé ‘Harresiak apurtuz’ y lo complementa como empleado en un establecimiento de ropa de caballero. Es el marido del ararteko, Iñigo Lamarka. Su anillo es de acero, con una hendidura y la fecha grabada. “Nos casamos el año en que aprobaron la ley, en octubre de 2005”.
-¿Lo estaban esperando?
-Sí. Cuando se empezó a ver que se aprobaría la ley, pusimos fecha. Para entonces, llevábamos año y medio de convivencia.
-¿Cómo se conocieron?
-Porque falló alguien. Yo estaba en la asociación de gais de La Rioja, ‘Gylda’, y él es fundador de ‘Gehitu’. Con motivo de un Día del Orgullo Gay, organizamos una charla sobre el derecho al matrimonio, aún en debate; la ponente falló y vino Iñigo.
-¿Lo conoció de conferenciante?
-Sí, pero no pasó nada. Más adelante, el periódico ‘La Rioja’ organizó otra y como él nos había gustado…
-¿Qué incluye ese gustar?
-Su forma de hablar, su convencimiento, que se manejaba bien como jurista, que era cercano… Lo volvimos a invitar. En ninguna de las ocasiones cobró nada y en agradecimiento y, como éramos una asociación pequeña, organizábamos un encuentro anual en un agroturismo. Lo invitamos y de ahí salimos como proyecto de pareja.
-¿Tendrán hijos?
-No. Lo hemos hablado y no.
-Rajoy asegura que se puede dar marcha atrás a la ley de matrimonio gay.
-Habrá que verlo y, si es así, volveremos a la carga. Me sorprendió que dijera que seguiría con sus planes a pesar del Constitucional.
-¿Eso afectaría a su relación con Iñigo?
-Primero habría que ver cómo nos afecta… Sería imposible que una ley así tuviera efectos retroactivos, pero, como militante del movimiento gay, volveríamos a la calle y a buscar alianzas.
-Tratándose del Ararteko y de un militante, vaya pareja de riesgo que constituirían para llevarles la contraria.
-Yo quiero creer que esas declaraciones eran para contentar a un sector de su electorado. Tengo constancia de que dentro de su partido no gustaron.
-Habrá también en el PP militantes casados, ¿no?
-Sí.
-¿Varía la relación de la pareja cuando se formaliza el contrato legal del matrimonio?
-A nivel personal, no. Afecta el inicio de la convivencia, porque se comparte un espacio, con lo positivo y lo negativo. En el entorno familiar, para mí fue una ayuda, se produjo una apertura. Socialmente es distinto, por ejemplo, en la sanidad… Si uno de los dos enferma y hay que tomar una decisión importante, antes no eras nadie. Es la persona con la que compartes tu proyecto vital y no tiene posibilidad alguna de tomar una decisión o, en una que venga mal dada, puedes no tener derecho ni a una visita.
-¿Cómo se refiere a él?
-Me gusta tratarlo de marido, porque tiene un carácter de reivindicación social.
-¿Les afecta que ambos hayan sido militantes?
-Nuestra boda fue pública por decisión de los dos. La ceremonia fue privada pero atendimos a los medios. Lo quisimos así porque es positivo para el movimiento.
-¿Se siente eclipsado por el cargo que ocupa su marido?
-No. Yo tengo mi vida, mi trabajo… Normalmente se da mucha importancia al trabajo y yo estoy muy satisfecho con lo que hago. Es lo contrario, me siento orgulloso, porque su cargo es bonito y el reconocimiento es grande. No llaman a cualquiera para ararteko, y no cualquier votación parlamentaria sale con ese porcentaje de apoyo que él tuvo. Nadie votó en contra.
-¿Y su agenda?
-Él tiene una gran dedicación. Le gusta mucho reunirse con todo tipo de colectivos y si no fuera así tendría más tiempo para la familia, pero nada es perfecto.
-¿Él lo respalda a usted como usted a él?
-Totalmente. En mayo del año pasado cometí la insensatez de dejar mi trabajo y, como está el mercado, era una especie de suicidio. Analizamos todos los aspectos necesarios cuando una pareja toma una decisión así, y él me respaldó.
-¿Se llevan trabajo y preocupaciones a casa?
-Yo ahora menos, pero sí. Y compartimos, porque a veces un punto de vista distinto ayuda, o dice algo que no sirve para nada y lo mandas a paseo. Hablamos mucho de trabajo porque es una parte muy importante de nuestra vida.
-¿Los 18 años de más de él les afectan?
-No, pero porque yo siempre me he relacionado con gente mayor.
-¿No nota una actitud protectora por parte de él?
-No.
-Pero la pareja es el territorio de la protección del uno al otro…
-En ese sentido, sí, pero es mutuo. Tenemos personalidades muy distintas. Y con el tiempo no hemos contagiado. Yo soy más de saltar, más impetuoso; él es muy mesurado y moderado. Ahora, él salta un poco más y yo me he mesurado.
-¿Es crítico con él?
-Sí, si él me pregunta o me cuenta, yo le digo.
-¿Qué imagen pública tiene su marido?
-Buena. En una sociedad en la que se nos encasilla, él es ecléctico. Además, es cercano y sensible a las preocupaciones sociales.
-Además, es atractivo.
-A mí me lo va a decir.
-No parece tener un carácter severo.
-Tiene mucha capacidad para el humor y, aunque en su trabajo trata temas graves, que afectan mucho a ciertas personas, él tiene capacidad para el humor. Cuando en 2009 se disfrazó de la reina de Caldereros en la fiesta de Gehitu, se lo pensó por el cargo, pero luego disfrutó mucho. Eso ayuda a descargar el mármol de la institución, y es positivo.
-¿Los conflictos del cargo pesan en la relación, afectan a la alegría de la pareja?
-Hay situaciones complicadas que afectan porque uno de los miembros está pasando dificultades. Si estás mal lo compartirás más con tu pareja y pedirás más su apoyo.
-Sabe que hay parejas que apenas comparten, ¿no?
-Nuestro modelo no es ese. Nosotros estamos por el diálogo, la confianza… No es una norma, es lo que apetece.
-¿Se han puesto plazos?
-Se lo marca la ley y le quedan 4 años, prorrogables por seis meses más.
-¿Es un cargo que desgasta?
-Es de preocupaciones, pero de grandes satisfacciones, porque a veces Iñigo resuelve situaciones complicadas o que para determinadas personas son de ayuda.
-¿Fue una sorpresa que lo propusieran para el cargo?
-Yo no me acuerdo ni si sabía de su existencia. Cuando llegué a casa, me lo dijo. Le llamaron para proponérselo y después debía ir a un programa de televisión. Yo lo veía en el programa y lo notaba rarísimo, como que tenía algo en la cabeza. Me lo contó después.
-¿Usted, lo admira?
-Sí. Es impresionante su capacidad de escuchar, de empatía… Puede estar horas escuchando sin que se le pregunte nada. Intelectualmente me parece brillantísimo, con una gran capacidad de análisis, es capaz de dar muchas vueltas, de ver desde distintos ángulos, sabiendo que la realidad es muy compleja. Tiene una profunda capacidad analítica. Es muy relajado.
-¿Es posible amar a una persona sin admirarla?
-Es necesario admirar para amar.
-¿Son felices?
-Sí.
Publicado en El Correo, 26/12/10. La foto es de José Usoz.
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