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4 de marzo de 2020
No frivolices con mi dolor
Estamos discutiendo en España la Ley de Libertad sexual. Por fin. El proyecto ha sufrido lo suyo porque, además de las resistencias habituales a cualquier norma que limite los desatinos de los hombres y proteja a las mujeres, se gesta en un gobierno de coalición PSOE-Podemos y la iniciativa es de un, de el, Ministerio de Igualdad.
Adónde vamos a llegar. Behar genuena, que diríamos en euskera.
Hoy, en la sección de Opinión de El Correo, Antón publica una viñeta al respecto del consentimiento.
Ajammm. Mira arriba.
Es inapropiado frivolizar con la violación. Y esa viñeta lo hace.
Además, exhibe como nunca la bandera de un machismo recalcitrante.
Hala, quédate con él, Antón, que no es ni la segunda vez.
Por cierto, el diálogo está invertido. Quien, en todo caso, podría preguntar por el señor de en medio es ella. Porque quienes violan son los hombres y quienes, ante una acusación de violación, suelen argüir que "Ella quería" son ellos. Siempre ellos. Vale, algunos de ellos.
Pero en esta viñeta, a Antón y a sus jefes de El Correo se les ha ido la pinza. Una mujer no lleva a un notario para acreditar que quiere, porque si quiere, quiere. No obstante, como me dice mi amiga Izaskun Porres, quien debe acreditar el 'No' es ella, la víctima, que en el proceso penal "no tiene cabida".
Ese patinazo de la viñeta es importante porque, en realidad, es el mismo mecanismo que sostiene la insistencia en las denuncias falsas. ¿Lo ves?
9 de octubre de 2013
El espanto de señalar a la víctima como culpable
Leo hoy en El Correo que la iglesia católica polaca culpa a los padres de las víctimas de los abusos sexuales sufridos por niños y que relaciona los casos de pederastia con los divorcios en la familia. Lo puedes leer aquí. Quien lo dice es el presidente de la Conferencia Episcopal de Polonia, Jozef Michalik, un tipejo de cuidado, que justifica la pederastia y lo hace con este argumento:
«Muchas veces oímos decir que las actitudes inapropiadas o los abusos se
manifiestan cuando el niño que busca amor se pierde a sí mismo en esa
búsqueda y arrastra a otro hombre».
Arrastra, dice. Es brutal esta insistencia de ciertos elementos por culpar a la víctima de sus propios excesos: "El niño arrastra a un hombre", al cura violador y pederasta. Es el mismo argumento que utiliza el violador: "Me provocó"; y el maltratador: "La maté porque se fue con otro y se llevó a mis hijos".
Arrastra, dice, como si los hombres fueran animales que no pueden controlar sus impulsos. Cuando un violador elige a la víctima, y la elige de entre las más débiles, está controlando muy bien sus impulsos, no es ningún animal que recibe la llamada irresistible de su naturaleza.
Uno de los grandes problemas de la iglesia católica es que quiere hacernos creer que con la confesión se redimen los delitos, que ellos llaman pecados. Las sociedades laicas se han dotado a sí mismas de juzgados y cárceles para preservarse de quienes se confiesan criminales.
Arrastra, dice. Es brutal esta insistencia de ciertos elementos por culpar a la víctima de sus propios excesos: "El niño arrastra a un hombre", al cura violador y pederasta. Es el mismo argumento que utiliza el violador: "Me provocó"; y el maltratador: "La maté porque se fue con otro y se llevó a mis hijos".
Arrastra, dice, como si los hombres fueran animales que no pueden controlar sus impulsos. Cuando un violador elige a la víctima, y la elige de entre las más débiles, está controlando muy bien sus impulsos, no es ningún animal que recibe la llamada irresistible de su naturaleza.
Uno de los grandes problemas de la iglesia católica es que quiere hacernos creer que con la confesión se redimen los delitos, que ellos llaman pecados. Las sociedades laicas se han dotado a sí mismas de juzgados y cárceles para preservarse de quienes se confiesan criminales.
8 de octubre de 2012
Honor también tienen ellas y no matan
Puedes leer la noticia entera aquí.
De vez en cuando, una de estas expresiones asoma la cabeza en las páginas de un diario. Los crímenes de honor tienen has una entrada en la wikipedia. Y no sé qué es más grave, que en algunos países no se persiga o que se persiga como en el caso de arriba: Padre, madre, tía, tío y hermano condenados a muerte por matar.
Sorprende que crean que son crímenes de honor, porque también las mujeres lo tienen y no matan a quien las ha violado, por ejemplo. Los periodistas debemos interpretar los eufemismos y no repetirlos. Quizá sea difícil en la India hacerlo, pero aquí sí se puede llamar a las cosas por su nombre.
No es cierto, como dice la información que suceda en determinados entornos rurales y conservadores.
Por ejemplo, en la noticia de abajo se relata un asesinato perpetrado en Inglaterra. La noticia entera.
Esta repetición irreflexiva de los términos en que está redactada una información delata la falta de profesionalidad del periodista y, además, dibuja un mundo en el que el hecho de que alguien tome una decisión afecta a nuestro honor y podemos hacer justicia sin consultar leyes ni jueces.
Es decir, es contrario a los derechos humanos más elementales.
16 de marzo de 2010
¿Confiesa la víctima o el atacante?
La violan en el retrete de una discoteca. Vuelve a casa, su familia la ve un poco rara y ella, según relato del diario, "terminó confesando lo que le había sucedido". ¿Confiesa la víctima o el culpable? ¿Qué mensaje subliminal deja la utilización del verbo confesar?
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