Cuando hablo de periodismo con perspectiva de género –y lo hago a menudo porque soy profesora de Redacción en la UPV/EHU- suelo recurrir a unos pocos ejemplos muy claros de lo falaz que puede ser una información si no se aportan datos desagregados por sexo. Uno de los ejemplos a los que recurro es el abandono de los estudios antes de acabar la básica.
De aquí.
Si se aportan datos globales, sin tener en cuenta las
diferencias entre alumnos y alumnas, la impresión de quien lee es totalmente errónea,
porque ellos abandonan mucho más que ellas.
De aquí.
Este fin de semana me ha llegado un estudio de la Universidad de Alicante que muestra otra cara del abandono: la pobreza. Y
ahí, como siempre que hablamos de falta de recursos, las mayores perjudicadas
son las mujeres, en este caso, las jóvenes universitarias.
Te dejo a solas con el titular:
Gracias, M. E.
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