Lo que no se espera es que dos profesionales de la televisión (cámara y reportera) incurran en imprudencias. Bueno, puede estar justificado que se pongan en situación de riesgo, pero solamente cuando la información que desean obtener lo merezca. En ese caso, además, deberían pensárselo un poco, porque no hay información que merezca poner en riesgo la vida.
Lo que empieza a ser preocupante es que lo hagan por lograr una imagen vistosa: la crecida del Pisuerga a su paso por Valladolid, en la imagen.
Los miembros de Protección Civil llamaron la atención de los reporteros y de la propia Mariló Montero, para cuyo programa de TVE iba destinada la información. "Este es un ejemplo de lo que recomendamos ¡NO HACER! | @rtve #periodismo pic.twitter.com/etVbDKtPJd".
Las redacciones son colectivos en los que se piensa, o debería pensarse. Lo menos que se puede exigir a una televisión pública es que utilice la cabeza a la hora de informar y de enfocar.
Otra cosa que debiera hacernos pensar es por qué esos dos reporteros consideran que su cuerpo inundado hasta la cintura es la herramienta para medir la crecida de un río.
La noticia entera la puedes leer aquí.
5 comentarios:
Muy sugerente la última frase. Quizá porque piensan que su presencia es la que da el verdadero relieve de las noticias, porque guardan una medida de su ego en la vitrina central del Museo de Pesos y Medidas de París.
Mariló Montero parafraseó de arriba abajo un reportaje de Daniel Burgui sobre los refugiados somalíes en una columna, sin atribuir nada, por supuesto, como si la historia la hubiera buscado ella.
Claro, no se habrá dado cuenta de que fuera del perímetro de su ombligo hay otras personas. Por ejemplo, otros colegas periodistas que se meten en ríos y socavones pero no para aparecer ellos mismos, sino para mostrar a los que viven ahí metidos.
Esa última frase la he pensado para ti, Ander.
¡Zas!
Periodista muere de frío intentando mostrar la vida de los sintecho.
http://actualidad.rt.com/sociedad/view/90953-periodista-muerto-vagabundos-inglaterra
Qué muerte tan absurda. Gracias, Ander.
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