Los hay machistas y sexistas y si cada vez que en los
medios de comunicación se difunde uno de ellos, en el espacio del
anuncio, se produjera un silencio, o un blanco, tomaríamos conciencia de
hasta qué punto estamos infestados de ellos. La publicidad recurre en
demasiadas ocasiones a estereotipos sexistas, cuando no directamente
machistas. Es de suponer que lo hacen para vender o atraer clientela y
que además lo consiguen. Hace tiempo que tomé la decisión de que a mí
así no me vendían un colín. Y esa resistencia cívica y pacífica es un
gran mecanismo de control en las sociedades democráticas.
Pero hay dos tipos de publicidad machista, aquella que es burda hasta
decir basta y la que incurre en ilegalidades o cuestiones penadas por
las leyes. Hace unos años Mediamarkt, con motivo de una competición
futbolística internacional, quiso vender televisores bajo el lema ‘Las
mejores delanteras’. En las imágenes se veían una hilera de abultados
bustos de mujer y otra de futbolistas protegiéndose los testículos con
las manos, como en un lanzamiento de falta. Se puede ser más soez,
claro, pero para qué concretar cómo. La tosquedad, no obstante, no es
punible. Si alguna vez he ido a ese establecimiento, ya me han visto. No
habrá más oportunidad. Y recomiendo esta actitud a cuantas personas
sientan que esa no es forma de vender. Seguir leyendo.
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