"[...]la presencia frecuente de un entrevistado en los medios hostiles diminuye la hostilidad global de esos medios para con él: es mucho más fácil insultar a un fantasma (o a un muñeco de guiñol) desde un estudio de radio que a alguien con el que se hablará o ha hablado. Si el político es el principal beneficiado de las entrevistas, también se sabe quién es el perjudicado principal. El que más concede. El lector, mon semblable, casi siempre atragantado ante la exuberancia tipográfica y el calado de unas entrevistas tan y tan fuerte pregonadas".Espada, Arcadi. Periodismo práctico. Espasa, Madrid, 2008. Págs. 13-14
Hace 7 años
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