Consorte de... David de Jorge, cocinero
"David me hace sentir especial"
Estudió Psicología en la UPV y, desde el máster en
Gerontología, trabaja en Lamourouse, un centro especializado en mayores.
Eli Abad (Donostia, 1974) es la esposa de David de Jorge, el ‘Robin
Food’ de ETB-2. Nacieron con cuatro años y dos días de diferencia. A
primeros de octubre celebran sus cumpleaños. Él es el mayor.
– ¿Cómo empezó todo?
– Estaba con unos amigos en ‘lo viejo’ de Donostia, tuve
una bajada de tensión y me desmayé. Al volver en mí, lo primero que vi
fue a David, acercándose… con un puro.
– Tiene su gracia.
– De esto, hace nueve años: ocho juntos y uno y medio
casados. Cuando nos conocimos, yo estaba con otra persona. Al vernos
solteros, surgió el amor. Después de seis años de convivencia, nos
casamos.
– ¿Les dio la ventolera?
– Lo habíamos hablado. Cuando al padre de David le
diagnosticaron una enfermedad, pensamos que está bien regularizar
algunas cosas. Y por hacer una fiesta con los amigos. Me lo pasé genial.
Es una de las pocas veces en que juntas a mucha gente que quieres y
todos están contentos, que no es un funeral.
– Una cosa: ¿a qué se debe la obesidad de David?
– No me gusta que no se le reconozca por su trabajo. La gordura no es una característica que lo defina.
– Si me permite, en ocasiones puede ser un problema de logística…
– David es una de las personas más fuertes que conozco, y
no fuerte como sinónimo de bruto. Tiene una gran inteligencia
emocional. Vive con las cartas que le han tocado. Es muy creativo, muy
inteligente, brillante… Se nota en lo que escribe y en la tele. No lleva
guión. Graba de un tirón. Por eso está donde está. Tiene mucho tesón y
muchos dones. Y eso es lo que le ha llevado adonde está. Ha sido dos
veces campeón de España de cocina.
– ¿Ya cocinaba cuando usted lo conoció?
– Sí. Cocina como los ángeles, desde que era un crío. Ha
aprendido con los mejores. Martín Berasategui lo llamaba cada semana
para ver si se había cansado de aprender fuera.
– ¿Y eso?
– Lo seguía. Martín es como un ángel, Martín y su mujer
son como los reyes magos para nosotros. Tenemos una deuda de
agradecimiento con ellos, un lugar especial en nuestro corazón. Hay
familiares, amigos…, pero en un momento especialmente difícil nos
ayudaron. Nos tratan como si fuéramos de la familia.
– Pero…
– ¿Lo de la logística? Nosotros somos muy caseros, no nos
complicamos nada la vida. Y la gente es muy amable. Vamos a un
restaurante y buscan una silla cómoda para él. En general, todo tiene
soluciones fáciles. Porque, evidentemente, no nos tiramos con una
piragua por un río… No lo vivimos como problema. Él engancha porque es
brillante, no le determina ni lo define.
«La más reina»
– ¿Qué le vio?
– Me hace reír. Es muy detallista. Me hace sentir la más
reina. Cuando empecé con él, era así; y sigue siendo. ¿David…? David me
hace sentir especial. Eso nos encanta a todas. Y a todos. Es muy grande
que David me quiera. Es muy independiente. Eso es importante porque yo
también lo soy. Me empuja, puedo hacerlo todo, no tengo límites.
– No tira de la cometa.
– Nunca. Él sopla.
– Describa el mejor día libre.
– Nuestra casa es nuestro paraíso. Hacemos cosas muy
normales, comemos con gente. Nos gusta leer. Yo soy de novela y cuento;
él, de ensayo, poesía y cocina. En mi casa, hay cientos de libros de
cocina. Por Reyes le regalé un libro francés de mil ochocientos y pico…
– ¿De dónde lo ha sacado?
– De una librería bilbaína.
– Habrá pagado un pastonazo.
– Sí, pero es una inversión. Dentro de 50 años valdrá mucho más.
– ¿Van al cine?
– Nos gusta, pero somos perezosos porque David trabaja
una barbaridad. Somos más de casa. No tenemos muchos días de cantidad de
horas por delante. Ha cumplido más de 300 programas. Yo me he visto con
él un porrón de programas de cocina. Más que la media.
– ¿La aparición en ETB y el salto de David a la fama les ha cambiado la vida?
– No éramos de ir a tomar cañas, pero la gente es
encantadora, muy simpática. Es verdad que, si estás tomando algo, la
cuarta persona que llega a reconocerte cansa. Algunos hablan más… En
fiestas de Hondarribi… como que no. Porque puede ser un peñazo. Pero no
éramos de fiestas. También tiene su parte bonita, porque a nadie le
molesta que le halaguen. Nos gusta que nos traten bien.
– Una cosa: ¿las recetas las copia, se las inventa...?
– Tiene para hacer un número infinito de programas.
Cuenta con un equipo, en casa hay libros, la gente se las manda… Es un
cocinero de leer y aprender.
– ¿Gustan las guarrindongadas?
– Tienen mucho éxito porque es lo que hacemos en casa. No
puede ser todo tan de espuma, tan fino… Hay que reírse. La
guarrindongada es parte de eso.
– ¿Quién cocina en casa?
– Si viene gente, él. Cosas complicadas, él. Para las cenas de a diario, yo.
– ¿Usted?
– Verdura, pisto... Cosas sencillas. Si va a la compra, se emociona y cocina él.
– Un plato que le encante.
– Me gustan un porrón: el arroz con almejas, el marmitako, la verdura, las vainas, el cocido… Cocina muy bien.
– A nadie le queda duda.
– Hay quien piensa que los grandes no cocinan. Me fascina cuando no hay nada en casa, viene gente y saca un gran plato.
– ¿Reconoce a otros?
– Mucho. Es muy agradecido.
– ¿Qué le abate?
– Las injusticias, el dolor de la gente a la que quiere…
– ¿Usted hace de psicóloga con él?
– ¡En la vida! ¡Es mi marido...! Hay cosas de mi trabajo
que me han cambiado, pero no las usaría con él, salvo que me pagara. Es
mi amante, no mi paciente. No soy su psicóloga: soy su mujer.
La foto es de Lobo Altuna.
Publiado en El Correo.
La foto es de Lobo Altuna.
Publiado en El Correo.
2 comentarios:
Hace tiempo que sigo su blog y sus programas y me encanta. Es de un vital que tumba, toda una fuerza de la naturaleza.
Enhorabuena, Lucía, otra gran entrevista. Da gusto leer a otros a través de ti.
Publicar un comentario