Hoy hemos presentado en Bilbao el libro de poemas 'Curso de gramática' de Juan L. de la Cruz.
Éste ha sido, más o menos, el contenido de mi intervención:
"Yo no tengo idea de qué esperan de mí aquí, ni de lo que les ha dicho Juan, pero no vengo a hablar de un libro, sino de un amigo.
Juan es un tipo extraordinario,
Yo diría que es un tipo profundamente humano, muy amable, y en apariencia, pequeñito. En apariencia.
Es un tipo de otra época.
Con decirles que usa las redes sociales, tipo Facebook, conduce e incluso habla por teléfono.
Les digo esto porque si antes de que él me sorprendiera mostrándoseme en esas tres actividades me hubieran preguntado "Oye, ¿tú crees que Juan conduce?, ¿usa el teléfono?".
Lo habría negado.
Algo parecido me pasó cuando conocí a su esposa: me llevé otro sobresalto.
Y es evidente que no pasa desapercibido
Y provoca una gran curiosidad:
Juan es también ese tipo al que una mira alejarse por el pasillo, de espaldas, fijos los ojos en su chaqueta color camello, como queriendo entender más o mejor.
Porque si uno se deja llevar por las apariencias, podría llegar a pensar que es un tipo mojigato, o cursi.
He mirado la palabra 'Cursi' en el DRAE, porque hay que consultar los diccionarios y porque, como decía Lázaro Carreter, el diccionario es un código moral.
Dice de cursi: Se dice de un artista o de un escritor, o de sus obras, cuando en vano pretenden mostrar refinamiento expresivo o sentimientos elevados.
Fíjense, Juan ese tipo capaz de dejar a la mosca que se coma parte del pastel y hacerdespués un poema.
No sé si me entienden.
Ése es su punto de vista.
Llegados a una edad, vamos sabiendo qué nos conviene
No abusar de la sal, por aquello de la tensión; comer un poquito menos; hacer un poco de ejercicio...
Ya saben, lo normal.
La poesía es un alimento fundamental y básico, que debemos incorporar a nuestra dieta.
Sin abusar.
Un poema, o dos, al día fortalecen el espíritu, dan alas a esa sustancia que llamamos alma
y proporcionan una felicidad que a veces podemos llegar a confundir con la ensoñación.
No sé si conseguiré explicarme: Una novela debe ser un producto intelectual muy elaborado y pensado, que probablemente se escribe lejos de un ordenador más que sobre las teclas. Es producto de la reflexión que nace mirando a la nada, o a la fuente del jardín, o a la puerta del frigo.
Créanme, en mi suficiencia, recelé de Borges y su poesía.
Esa poesía que el autor persigue, que se trabaja, a la que vuelve un día y otro, y hoy deja inconclusa, y también mañana; porque no encuentra esa parte que necesita; o esa idea que se asoma, pero no se deja ver del todo; que atisba como si sufriera cataratas; y necesita más nítida; o esa idea que se exhibe en su amplitud, en todas sus dimensiones, grandes dimensiones, pero...
Nos faltan las palabras. Y la idea en nuestra mente es mucho más bella, o simplemente distinta a como lo es en la expresión.
Y tenemos que seguir buscando.
Y borrando aquí, y trazando allí..
El resultado de esa búsqueda es mejor poesía.
Y ahí compartimos procedimiento: Él por la poesía.Yo por el periodismo.
Compartimos el afán de perseguir las palabras.
O al menos de buscarlas
Juan me pidió el sacapuntas porque seguramente lo necesitaba, pero este hombre tan de su tiempo aquel día hizo una nueva operación de marketing: amplió su mercado y me ganó como clienta.
Yo leeré todo lo que escriba Juan.
Y si como en este caso lo publica, lo leeré más veces.
Y he querido hablar del amigo, y no de la poesía
Porque la persona es su obra, sin duda,
Y cuando la obra es un poema se es mucho más persona.
No hay comentarios:
Publicar un comentario