La derecha que nos gobierna parece creer que aquellas
mujeres que se deciden por el aborto lo hacen por placer o por vicio.
Detrás, hay una incapacidad para entender que abortar no es plato de
gusto para nadie, que la decisión se toma con un intenso sentimiento de
angustia y miedo. No parecen entender que abortar no es una opción, sino
la última opción. Además, consideran que el embarazo no deseado es la consecuencia de haber hecho algo que no se debería haber hecho.
No parecen plantearse que es la consecuencia de no haber podido acceder
a métodos anticonceptivos. O, en el peor de los casos, a negarse.
Hace solo cinco meses, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy,
destituyó al ministro de Justicia, Alberto Ruiz Gallardón, por la
contestación que su proyecto de ley sobre el aborto había tenido en los
partidos de la oposición y en la sociedad. En aquel momento, hubo quien
lo consideró una victoria y quien creyó que solo se trataba de dar un
paso atrás para coger carrerilla. Seguir leyendo.
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