Haritschelhar era un gran hombre grande, poderoso, pero
solamente porque se le percibía una fuerza capaz de lograr, de hacer, de
convencer. Y esa elegancia tan francesa, acompañada de una cordialidad extensa,
pero limitada al territorio que él aceptara.
Fui dos veces a su casa en Aingelu (Francia) a hacerle dos
largas entrevistas. La primera en 2005, nada más dejar la presidencia de la Academia y la segunda en2008, coincidiendo con el homenaje que sus compañeros de Euskaltzaindia le habían
preparado. En ambas me acompañó Ignacio Pérez, fotógrafo.
Llegar hasta su casa –un chalecito a las afueras– fue una
aventura. Era uno de los últimos días de 2004, soleado, pero muy frío. Nos
recibió su esposa y nos invitó a pasar a la sala familiar, decorada con motivos
navideños. Ignacio le tuteaba y yo, conocedora del formalismo francés, cada vez
que oía un tuteo, me ponía un poco más nerviosa.
Mientras Jean y yo charlábamos, Ignacio disparaba la cámara
a pequeños detalles. Al anillo, por ejemplo. No recuerdo si fue en esa o en la
siguiente ocasión, cuando intentamos que nos mostrara el ambiente más familiar,
las partes más privadas de su hogar. Sin conseguirlo. La idea con toda
seguridad fue de Ignacio, que con una naturalidad aplastante logra derribar
esos muros y captar escenas impensables.
Fue un gran presidente, que sacó a la Academia de su
ostracismo, de entre muros de conventos y hábitos de frailes. La modernizó, le
quitó el polvo y logró que durante la
España democrática se viera a la institución como un
organismo necesario y respetable. Han trascurrido 25 años desde que el llegó a
la presidencia (1988-2004) y 51 desde que fue nombrado académico de número. Durante
esos años el euskera ha vivido sus mejores momentos: un elevado porcentaje de
escolarización, además en la enseñanza pública; el establecimiento de estudios
de rango universitario en todas las ramas del saber; una industria editorial y
mediática de dimensiones desconocidas; producciones audiovisuales...
Él estaba ahí observándolo desde una atalaya privilegiada, la
presidencia de la Real Academia
de la Lengua Vasca.
Hoy, 1 de septiembre de 2013, ha muerto a los 90 años
en el hospital de Biarritz.
No hay comentarios:
Publicar un comentario