"Conviene tener muy presente que la prensa no lo puede todo. Su papel consiste en contar qué pasa y por qué pasa, nada más. La prensa no debe aspirar a cargarse a un político o una institución, porque no es lo suyo. Con los años se ha difundido la convicción de que un par de periodistas del Washington Post, Bob Woodward y Carl Bernstein, guiados por una fuente (la célebre 'Garganta Profunda') del FBI, acabaron con la presidencia de Richard Nixon. Lo cual es incierto. Woordward y Bernstein, y varios de sus colegas del New York Times y otros medios, hicieron bien el trabajo que les correspondía. Pero fueron las instituciones las que obligaron a Nixon a dimitir. El presidente solo dejó la Casa Blanca porque el Congreso preparaba su impeachment, es decir, el encausamiento de la máxima autoridad del país. Esas cosas no ocurren en España. El periodismo español falla bastante; las instituciones fallan mucho y de forma más grave".González, Enric. Memorias líquidas. Jot Down Books, Sevilla, 2013. Págs. 66 y 67
Hace 7 años
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