Esta semana pasada la noticia se presentó en los medios como 'Una madre abandona a sus tres hijos en una pensión de Bilbao'. Puede leerse aquí y en todos estos lugares. La noticia se publicó el lunes en algunos medios. A mí me dio que pensar.
La mujer llega unos días antes con tres niños, de uno a diez años, a la pensión y paga unos días. El sábado debe abandonarla y cuando pasan las doce (la hora habitual para dejar libres las habitaciones en los hoteles españoles), el dueño va a avisar y se encuentra a los niños solos. No saben dónde está su madre. Llama a la policía, que se hace cargo de ellos.
En el momento de redactar la nota se sabe poco más. Y el titular se arriesga a hablar de abandono. El martes se publicaba ya la nota de que la mujer, al saber la que se había montado, se presentó en comisaría y fue detenida.
Vale, fue detenida, pero el titular anterior es muy atrevido. Osado, diría yo.
Imaginemos que la mujer ve a los chiquillos dormidos y decide salir a por ibuprofeno para el pequeño, que tiene fiebre. Imaginemos que camino de la farmacia le pasa algo, sufre un atropello, por ejemplo, y la ingresan en un hospital.
En las primeras horas de los hechos es cuando se debe actuar con mayor prudencia a la hora de informar.
¿Qué hubiera sucedido si esa mujer despierta de un coma y alguien le dice que sobre ella pesa una acusación de abandono?
Creo que nada, que no habría sucedido nada. Probablemente los medios de comunicación que se creyeron la nota policial y la reprodujeron como loros incurrirán mañana, o lo han hecho ya hoy, en el mismo error.
Hace 7 años
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