Ritxar Bacete es, además de amigo mío, miembro de 'Hombres por la igualdad', un colectivo nuevo y revolucionario que se esfuerza en mirar con perspectiva de género. En el caso de las mujeres, carece de mérito, pero él es pionero entre los hombres.
Le he invitado a que escriba para la 'Sala de invitados'.
Para la antropología aplicada, siempre me han apasionado los y las alienígenas, fundamentalmente por la capacidad de extrañarse que puede tener alguien que viene de muy lejos y que no tiene por costumbre normalizar la insolencia bruta que supone siempre la violencia. Imaginemos por un momento que un equipo de investigación de la Universidad Autónoma de Venus hubiera coincidido (casualidades del cosmos) realizando un estudio comparativo entre los usos y costumbres de las gentes de Pozuelo de Alarcón y Lekeitio. Pongamos que coincidieran realizando su trabajo de campo la noche de los altercados. Se habrían encontrado con jóvenes detenidos, violencia, heridos, ataques a la policía, destrozos, insultos de fuerte contenido sexista, cargas policiales, contenedores ardiendo… No lo tendrían fácil para elaborar una teoría que explicase lo ocurrido. Realizando un concienzudo análisis de las opiniones y teorías manejadas por especialistas terrícolas (de la calle, la academia o la política) se encontrarían con que los gemelos alardes de violencia Lekeitio-Alarcón, habrían estado motivados por el exceso de ingesta de alcohol, el “clima” político (que no la meteorología), el exceso de bienestar de los jóvenes, la rebeldía frente al orden establecido, la falta de límites en la educación, la crisis, el paro, la conculcación del derecho al ocio botellonero…Tras analizar todo esto, a una de las investigadoras venusinas se le ocurriría entonces preguntar: ¿Cuántas mujeres fueron detenidas? ¿Cuántas protagonizaron los actos de violencia? ¿Por qué son los hombres la inmensa mayoría de las personas que tanto en Euskadi como en Madrid son protagonistas de actos violentos? ¿Por qué más del 90% de las personas condenadas por la comisión de delitos son hombres? Y la mayor sorpresa llegaría cuando se preguntasen: ¿Son las mujeres también terrícolas?
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Permítanme esta pequeña licencia para señalar lo obvio y proponer un giro feminista a nuestra mirada. No cabe duda de que entender y tratar de explicar cualquier fenómeno social entraña una gran complejidad y que no son amigas de lo bueno las simplificaciones. Pero la negación, ocultación o invisibilización sistemática de que en la construcción de las identidades masculinas en nuestra sociedad sigue perviviendo la legitimación masculina de la violencia, me da que pensar y me genera desasosiego. Aunque lo entiendo, ya que la deslegitimación de la violencia a todos los niveles, supone poner el dedo en la llaga, vendría a suponer el cuestionamiento de la extraña, tóxica e invisible raíz patriarcal en la que se sigue sustentando nuestra realidad, tanto en el ámbito público como en la esfera más personal. Todo acto de violencia, hasta el que se ejerce por los más nobles motivos, precisa de un discurso legitimador: “La policía cargó”, “Estoy deprimido”, “Había bebido”, “Los jóvenes atacaron primero”, “No hay futuro”, “Hace falta más mano dura”. Y se me ocurre que, quizás el mejor antídoto a favor de las relaciones pacíficas, reivindicativas y cuidadoras entre las personas, no sea tanto la pragmática gandhiana, como las teorías y prácticas feministas, que tras dos siglos de lucha han transformado el mundo, haciéndolo mejor, sin quemar contenedores para el reciclado de materiales o derramar una sola gota de sangre.
Muchas gracias, Ritxar.
La foto la he pillado por la red.
6 comentarios:
Me parece muy necesario que se empiecen a oir ese tipo de análisis. Es realmente curioso que incluso tertulianas feministas no repararan en algo tan obvio como que los vándalos que salían en las imágenes, pasándoselo pipa insultando y persiguiendo a policías eran hombres.
Aplicar la perspectiva de género es fundamental para comprender toda realidad social. Se ha avanzado mucho en analizar el impacto que tienen ciertos fenómenos sobre las mujeres, pero la parte de los hombres está muy verde.
Los accidentes de tráfico, de trabajo, la delincuencia... Será imposible hacer politicas de sensibilización y prevención en esos y otros tantos temas si no se entiende que están estrechamente ligados a la cultura del riesgo; base de la construcción de la identidad masculina.
Muchas gracias pues, Ritxar, por ir abriendo el camino.
Políticas efectivas, quería decir.
Leñe, es la primera vez que oigo un políticamente correcto "los/las" para la palabra "alienígenas". ¡Que no se diga que los extraterrestres no tienen sexo (o género, como se dice hoy)!
Fuera de bromas: discrepo en el fondo del asunto. Y espero poder explicarme bien. Creo que ese "giro feminista" del que nos habla Ritxar parte de una dicotomía (y sé que él mismo asegura no querer simplificar) que perpetua las diferencias de sexo. Como tópicos: mujer-bondadosa-pacifista y hombre-malvado-bravucón. Hoy mismo, sin ir más lejos, aparece en el Diario de Navarra la noticia de una paliza que seis mujeres (menores) y un hombre le dieron a una pareja en el barrio de San Juan. Por supuesto, sé que no es lo habitual, pero no me termina de convencer (y, por supuesto, estoy abierto a que me convenzáis) esa cosa porosa de la "legitimación masculina de la violencia". Hay madres que pegan a sus hijos y hay padres que pegan a sus hijos. Las niñas se pelean en el colegio y los niños se pelean en el colegio. Es una cuestión de fuerza, de poder ejercer esa fuerza sobre alguien más débil en esos casos (también: cuanto más fuerte es uno, más daño puede hacer). Sobre todo me desconcierta este "giro feminista" cuando se mezcla con el concepto social y político de violencia, como si Golda Meir, Margaret Thatcher o Condolezza Rice hubieran liderado guerras "alienadas" en otro cuerpo.
Por cierto, eso de "la insolencia bruta que supone siempre la violencia" me suena a discurso fácil y biempensante. Lo siento. Si entran en mi casa a robar y yo estoy dentro con mis hijos, mi violencia contra los agresores no será "insolencia bruta" sino "obligación moral" a defenderme a mí y a mis hijos.
(Como siempre, esto es un espacio de diálogo riquísimo y pretendo que mi comentario sea constructivo, ya sabéis. Por eso, agradezco a Ritxar en primer lugar su reflexión, y a June su comentario).
Creo que un giro feminista es necesario. Y lo que está muy claro es que vivimos en un mundo de "machos", pero hay que tener cuidado con lo que se dice, porque Ritxar mismo (que en su artículo habla de visivilización de la situación)está invisibilizando, tanto a la mujer que fué detenida el domingo en Lekeitio, como muchos métodos de lucha que mujeres feministas han utilizado en la historia para cambiar el mundo nuestra situación. Desde mi punto de vista, creo que no ha andado nada fino,y que no es lo mismo la violencia, que la tilización de la fuerza cómo autodefensa.
En mi opinión, no hay discurso que carezca de grietas en las que meter cuña. Todos tenemos una faceta cuestionable y todos dejamos siempre un flanco en el que nuestras ideas son muy vulnerables, es decir, fáciles de contradecir.
A mí, del discurso de Ritxar, y de quienes miran como él a la sociedad, me gusta que están dispuestos a dejarse convencer, a cuestionarse eso que otros consideran ‘incuestionables verdades’.
Me parecen gentes muy bien aprendidas, que saben que la sabiduría pasa por reconocer que acaso no siempre poseen la verdad, que quizá pueden construir un mundo mejor y más feliz poniendo algo de su parte. Que hacer feliz es el camino para encontrar la felicidad.
Y esa idea de que el hombre no es el poseedor de la clave, de que puede y debe cuestionarla, me da fuerzas y me hace sentir que acaso haya mundos mejores, y podamos alcanzarlos.
Y si además queremos alcanzarlos…
Gracias a todos, y todas.
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