"El hombre no debe poder ver su propia cara. Eso es lo más terrible que hay. La naturaleza le ha concedido el don de no poder verla, así como el de no poder mirar a sus propios ojos.
Sólo en el agua de los ríos y de los lagos podía mirar su rostro. Y la postura, incluso, que tenía que adoptar era simbólica. Tenía que inclinarse, que rebajarse para cometer la ignominia de verse.
El creador del espejo envenenó el alma humana".
Pessoa, Fernando. El libro del desasosiego. Seix Barral, Barcelona, 1984. Pág. 316.
Y entonces recuerdo que Jorge Luis Borges dejó escrito esto: "Los espejos y la cópula son abominables, porque multiplican el número de los hombres
El retrato de arriba lo pintó Almada Negreiros y es patrimonio de la Câmara Municipal de Lisboa.
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